SALUD EMOCIONAL

Emociones

Mar 13, 2022

Tiempo para reír... tiempo para llorar

La risa y el llanto tienen muchas cosas en común, entre ellas, y la más obvia, es que son contagiosos. La risa genera endorfinas, pequeñas proteínas popularmente llamadas de “la felicidad”. Las endorfinas actúan como neurotransmisores aumentando los niveles de células T, que refuerzan el sistema inmunológico del organismo.     


Algo similar ocurre cuando lloras. Llorar te hace liberar adrenalina, una hormona que se segrega en situaciones de estrés, y noradrenalina, que actúa como neurotransmisor y tiene un efecto contrario al de la adrenalina. Cuando lloras eliminas estas hormonas, lo que produce una sensación de desahogo y tranquilidad. Un ejemplo de esto es que, después de que lloras, y ocurre tanto en niños como mayores, te quedas dormido.


LA MEJOR VALVULA DE ESCAPE


El estrés, la tristeza, el dolor psíquico y físico, la alegría, los nervios, la angustia, la emoción, etc., etc., son sentimientos que puedes traducir en lágrimas. Cuando lo haces te sientes mucho mejor, pero si te ahogas en el llanto sólo logras aumentar la presión y te desequilibras interiormente.


Las lágrimas que no derramas pueden enfermar tu cuerpo y tu alma, por eso tienes que aprender a llorar de nuevo, algo muy difícil en sociedades en las que llorar es algo que se hace muy pocas veces y preferentemente en privado.


OJOS BRILLANTES


Es cierto que las lágrimas ayudan a limpiar tus ojos y evitan que se sequen. Son dos las clases de lágrimas, las reflexivas o irritantes, que son las que provocan algunos alimentos y sustancias demasiado fuertes, el polvo, etc. Y las que brotan de tu alma y obedecen a estados de ánimo y sentimientos.


Lo interesante es que unas y otras no tienen la misma composición química. Las lágrimas que tienen un origen emocional contienen gran proporción de un mineral, manganeso, y de la hormona prolactina, cuyos niveles están relacionados con el estado de ánimo del ser humano, el único miembro del reino animal que expresa con risa y llanto sus sentimientos.


Las lágrimas de tipo emocional son muy difíciles de controlar, y aunque no lleguemos a derramarlas, tener los ojos brillantes y llenos de lágrimas es algo que nos ocurre prácticamente a todos en determinadas ocasiones.


En el extremo opuesto de expresar raramente con lágrimas nuestras emociones está el hecho de llorar a menudo. Cuando esto ocurre es síntoma de un estado de tristeza y angustia que puede requerir ayuda médica. Incluso los duelos tienen un periodo de recuperación más o menos largo y se llegan a superar, en ocasiones con el apoyo de fármacos y de otras personas.


EL LLANTO COMO CULTURA


En algunas sociedades existen las plañideras, cuyo oficio es llorar las penas ajenas y ayudar a provocar una catarsis de llanto y dolor que permita expresar la angustia y la tristeza. En otras, el llanto colectivo es algo socialmente establecido en momentos de crisis y desgracia.


Según Homero, los héroes de la antigua Grecia vertían con frecuencia abundantes lágrimas. En la Europa de la Edad Media, las crónicas cuentan que aguerridos caudillos y hombres de guerra lloraban sin reparo alguno y se lamentaban a grandes gritos.


La costumbre de llorar en público en las sociedades occidentales, en especial en el caso de los hombres, es algo que no se da a menudo y, cuando ocurre, suele ser un llanto silencioso, casi furtivo.


“Llorar no es de hombres” dicen las madres a sus hijos pequeños, pero el llanto de los niños, sean del sexo que sean, es parte integral de su desarrollo. Es una forma de atraer atención a sus necesidades básicas, como la comida, el frío o el sueño, y de expresar sus emociones.


Los niños a los que no se permite llorar acumulan estrés y ponen en peligro su salud. Recuperar el llanto cuando se es adulto es bueno, porque llorar no nos hace más débiles, sino mucho más fuertes. Además, después de una buen rato llorando se ríe más y mejor.